¿Qué pasa con nuestros datos cuando morimos?
Si estás leyendo esto, quizá estás en medio de un momento difícil. Antes de nada: lo siento. De verdad. Cuando alguien se va, lo último que necesitamos es que internet nos ponga piedras en el camino. Borrar datos tras fallecimiento puede convertirse en una tarea demasiado complicada y difícil. Y, además, lo peor de todo, es que ocurre: aparecen felicitaciones de cumpleaños, “quizá conozcas a…”, fotos que saltan sin avisar. Desgraciadamente me he encontrado con este problema de primera mano y además, los familiares… se encuentran con un problema, no saben qué hacer.
Permíteme poner contexto con un dato que ayuda a entender la magnitud: en España mueren unas 400.000 personas al año. Muchas dejan tras de sí una vida digital activa —correos, redes, fotos, suscripciones, perfiles— que se queda en el limbo. Gestionar la información digital de los seres fallecidos” se ha convertido en una tarea tan humana como técnica: acompañar, explicar, cerrar lo que ya no debe seguir abierto y recuperar fotos y documentos… legado digital… cuando procede.

¿Qué ocurre con la huella digital de una persona cuando fallece?
Lo resumiría así: la vida digital no se detiene sola. Las plataformas siguen enviando avisos, mostrando recuerdos y conectando hilos que ya no deberían moverse. Esa inercia tecnológica, que en vida nos parecía útil, tras una pérdida puede doler y confundir. Borrar datos tras fallecimiento, puede volverse una auténtica odisea.
Al no detectar el fallecimiento, las redes continúan “tirando” de la presencia de esa persona. Facebook es una red que es muy proactiva: su sistema proponen a posibles amigos y sugiere retomar conversaciones con contactos “a los que hace tiempo que no hablas”. Imagina que en la pantalla aparece la invitación a conectar con quien ya no está, o la típica alerta de “felicítale por su cumpleaños”. Eso es un poco desagradable para cualquiera, y para la familia puede ser devastador.
En otros entornos la huella también se mueve sola. Piensa en servicios de citas o plataformas con promociones: puede ocurrir que alguien se había promocionado poco antes del desenlace y la campaña siga activa. El resultado es ruido, exposición innecesaria y, en ocasiones, gastos que nadie esperaba. Por eso una de las primeras decisiones es ralentizar esa inercia: parar la visibilidad, o solicitar el cierre cuando ese sea el deseo.
Perfiles inactivos, recordatorios automáticos y riesgos – Borrar datos tras fallecimiento
Tras el fallecimiento, un perfil queda “inactivo”, pero el algoritmo no lo sabe. Siguen saltando notificaciones, aparecen “recuerdos”, se recomiendan amistades y, si hay suscripciones o anuncios en curso, pueden continuar. Esa actividad automática trae tres efectos:
- Emocional: impacta a amigos y familia con mensajes que llegan a destiempo. Sobre todo en casos en los que los cumpleaños del perfil seguían apareciendo en agendas y muros, y las felicitaciones se amontonaban sin que nadie pudiera responder.
- Reputacional: si la cuenta permanece abierta sin supervisión, terceros pueden dejar comentarios o etiquetar contenidos que el entorno preferiría evitar.
- De seguridad: cuanto más tiempo “huérfana” quede una cuenta, mayor es el riesgo de suplantación o de que alguien intente acceder para “arreglarlo” por su cuenta. Aquí habría que matizar: conseguir claves no es la manera… eso es suplantación de identidad y abre problemas nuevos.
Impacto en buscadores y en la vida cotidiana
Más allá de las redes, los buscadores mantienen resultados con el nombre de la persona. Artículos, perfiles públicos, imágenes… todo sigue posicionando hasta que alguien lo pide expresamente. Por eso distinguimos entre eliminar en origen y desindexar. En paralelo, hay una dimensión íntima: recuperar fotos y documentos que solo existen en la nube de ese perfil. En mi experiencia, priorizamos rescatar esos recuerdos y luego cerrar con calma, para que el legado digital quede donde debe: en manos del heredero universal o de quien la persona designó.
¿Quién puede borrar los datos de internet de un fallecido? – Borrar datos tras fallecimiento
Lo primero: si estás aquí, seguramente te toca a ti hacer de “adulto en la sala” en medio del duelo. No estás solo/a. La ley española sí contempla quién puede pedir acceso, rectificación o supresión de los datos de una persona fallecida, y cuándo. Te lo traduzco a lenguaje claro.
Yo utilicé este servicio de CancelaciónDatos y se lo mandé a las empresas para quitarme de líos:
Quién está legitimado:
- Familiares o personas vinculadas de hecho, y herederos: podéis dirigiros a la empresa que tiene los datos (red social, correo, nube, foro, etc.) para pedir acceso y, si procede, borrado. Esto es exactamente lo que dice el art. 3 de la LOPDGDD.
- La persona o institución designada por el difunto (si dejó instrucciones): también puede pedir el acceso o la supresión conforme a esas instrucciones (por ejemplo, lo que muchos llaman “testamento digital”).
- Casos especiales: si el fallecido era menor, pueden ejercer los representantes legales o el Ministerio Fiscal; si era una persona con discapacidad, también quienes tuviesen funciones de apoyo designadas.
Límites importantes (para evitar choques):
- Si la persona prohibió expresamente en vida que se accediera a sus datos o que se borraran (o lo prohíbe una ley), no se podrá ejercer ese derecho, salvo para datos patrimoniales de interés para la herencia.
- El RGPD como tal no se aplica a personas fallecidas, pero la LOPDGDD sí habilita estas facultades específicas del artículo 3. La AEPD lo explica así de claro en sus FAQs.
¿Y los “contenidos” de redes sociales (fotos, perfiles, mensajes)?
Aquí hay un refuerzo extra: el art. 96 LOPDGDD (“derecho al testamento digital”) permite a familiares, herederos o la persona designada decidir el mantenimiento o eliminación de perfiles en redes sociales o servicios equivalentes (si el fallecido no dejó instrucciones contrarias). El proveedor, informado de la solicitud válida, debe proceder sin dilación. Esto nos da una base sólida para pedir que eliminen un perfil.
Qué te van a pedir (documentación habitual):
- Acreditar el fallecimiento (certificado de defunción u obituario).
- Acreditar tu legitimación (DNI/NIE y, según el caso, libro de familia, testamento, declaración de herederos, poder, o designación expresa del difunto).
- Identificar con precisión la cuenta o el contenido (URL del perfil, correo asociado).
En la práctica real, Facebook publica qué hacer y ofrece formularios específicos; en algunas hay que hablarles en su idioma o seguir una técnica distinta.
Un aviso con cariño:
A veces alguien propone “entrar” en la cuenta del ser querido para descargar fotos o cerrar rápido. Aquí habría que matizar: conseguir claves no es la manera… eso es suplantación de identidad. Además de ilegal, puede complicarlo todo de cara a la plataforma. Mejor ir por la vía jurídica y tecnológica que las propias páginas ponen a disposición: es más lento que adivinar una contraseña, sí, pero seguro y respetuoso con su memoria.
Idea para decidir con calma:
Los familiares tienen todo el derecho a pedir a plataformas como Facebook que “cierra el perfil de esta persona” o que lo memorialice para parar recordatorios dolorosos. A veces conviene prolongarlo en el tiempo unas semanas para recuperar fotos y documentos; otras, cerrar “cualquier presencia” cuanto antes es lo más sanador. Lo importante es que puedas elegir y que alguien te acompañe con pasos claros.
¿Cómo eliminar un perfil de una persona fallecida? – Borrar datos tras fallecimiento
Vamos a hacerlo paso a paso, con respeto y sin enredos. El objetivo no es “apagar” a nadie, sino cerrar con cuidado aquello que, si permanece activo, puede doler o generar problemas. Lo primero es que quieres hacer con esa identidad digital: prolongarlo en el tiempo (por ejemplo, memorializar un perfil para que no salten recordatorios) o cerrar cualquier presencia cuanto antes. Ambas opciones son válidas.
1) Elige el destino del perfil: memorializar o eliminar: En redes como Facebook existe la opción memorialize: la cuenta deja de “empujar” sugerencias (“quizá conozcas a…”, “felicítale por su cumpleaños”) y se mantiene como lugar de recuerdo. La alternativa es eliminar definitivamente. Piensa qué os alivia más como familia y, sobre todo, si antes deseáis recuperar fotos y documentos: a veces conviene guardar esos recuerdos y luego cerrar. Ese legado digital puede terminar donde debe, en manos del heredero universal.
2) Reúne la prueba y la legitimación: Para borrar datos tras fallecimiento o memorializar, las plataformas te pedirán tres piezas:
- Prueba del fallecimiento (certificado, obituario).
- Tu identidad y tu legitimación (DNI/NIE y, si aplica, testamento, declaración de herederos, poderes o designación del propio difunto).
- Identificación exacta de la cuenta (URL del perfil, correo asociado, capturas).
Aquí lo práctico marca la diferencia: Facebook publica qué hacer, otras redes tienen vías similares.
3) Solicita por el canal adecuado (sin atajos): Cada servicio dispone de un formulario oficial o un canal de soporte/DPO para estos casos. Úsalo.
4) Orden de actuación recomendado:
- Prioriza lo visible y doloroso: perfiles que generan avisos, promociones activas, etiquetas. He visto campañas que seguían corriendo porque “se había pagado un importe para ser promocionada y… lamentablemente falleció”; fíjate el caos que montó. Eso se corta primero.
- Recupera lo valioso (si esa es la voluntad): álbumes, documentos en la nube, mensajes significativos. Después, cierra.
- Pide el cierre en origen (eliminar o memorializar) y, en paralelo, si es necesario, tramita desindexación en buscadores para que ciertas páginas dejen de aparecer al buscar su nombre.
- Verifica y guarda constancia: confirma que la cuenta ya no muestra actividad y que los contenidos sensibles han desaparecido. Conserva acuses de recibo y números de caso.
5) Cuando el rastro es amplio, empieza por un mapa. Hay perfiles, foros, suscripciones y servicios que ni conocíamos. En esos casos, buscamos a esta persona utilizando Google, Bing, Yahoo para localizar menciones y cuentas, informamos a los familiares de lo que había y así pueden decidir. A veces, solo con ese mapa ya se ve el camino claro.
6) Si te bloqueas, pide ayuda experta.
No todas las plataformas responden igual ni al mismo ritmo. Algunas requieren documentos específicos; otras tardan.
Dónde “viven” los datos (servidores, copias y contratos)
Piensa en la vida digital como en un conjunto de habitaciones:
- La casa del servicio: los datos residen en servidores de cada plataforma (Facebook, Google, Apple, operadoras, bancos de fotos, apps de citas, juegos…). Ahí están las cuentas, contraseñas, preferencias y, sobre todo, los contenidos subidos.
- Los espejos: las plataformas mantienen copias de seguridad. Aunque borres algo, pueden existir backups temporales por seguridad o exigencias legales.
- Los pasillos públicos (buscadores): Google o Bing no guardan “todo” el contenido, pero sí muestran resultados que apuntan a él. Por eso, a veces hay que actuar dentro del servicio (el origen) y fuera, en buscadores (la vitrina).
- El contrato invisible: cada cuenta está regida por términos de servicio. Cuando una persona fallece, ese contrato sigue “vivo” hasta que alguien legitimado solicita cambios. Aquí es donde entra el “quién” y el “cómo”: lo iremos abordando, paso a paso.
¿Y por qué internet no “se entera” de que alguien ha muerto? – Borrar datos tras fallecimiento
Porque las plataformas no tienen una señal automática y fiable de defunción. Por defecto, todo sigue funcionando: recordatorios, anuncios, recomendaciones, incluso promociones pagadas.
Diferencia entre eliminar contenido y dejar de mostrarlo (desindexación)
Este punto es clave para que no te frustres en el camino. Hay dos acciones distintas:
- Eliminar en origen: Es pedir al servicio donde está alojado el contenido (Facebook, Instagram, un foro, una app de citas) que borré o memorialice el perfil, elimine fotos, o cierre la cuenta. Esto afecta a la existencia del dato dentro de esa plataforma.
- Desindexar en buscadores: Aunque un contenido siga existiendo en un sitio, puedes pedir que deje de mostrarse cuando alguien busque el nombre del familiar fallecido. Eso es desindexar (lo que mucha gente llama “derecho al olvido”). No destruye el contenido en la web de origen, pero evita que aparezca en búsquedas.
Antes de empezar: voluntad/testamento digital y recuperación de recuerdos
Antes de tocar ninguna cuenta, hagamos algo esencial: cuidar lo que importa. A veces, lo urgente parece “cerrarlo todo ya”, pero en mitad del duelo conviene decidir con calma qué conservar, qué ocultar y qué eliminar. Algunas veces, prolongarlo en el tiempo unos días permite recuperar fotos y documentos que son tesoros para la familia; después sí, cerrar o borrar datos tras fallecimiento con serenidad.
También ayuda revisar si la persona dejó alguna voluntad/testamento digital (un correo, una nota, una instrucción verbal recogida por alguien de confianza, o una configuración de “contacto de legado”). Cuando existe, nuestra tarea es respetarla. Cuando no, el criterio suele ser claro: preservar los recuerdos que alivian y desactivar lo que hiere o expone.
Descargar fotos y documentos sin vulnerar cuentas
Aquí la prioridad es no perder memoria. Hay álbumes, vídeos y mensajes que solo viven en la nube. En la práctica, lo que hacemos es buscar a esta persona utilizando Google, Bing, Yahoo, trazar un mapa de servicios activos y, con ese inventario, informamos a los familiares de lo que había para que decidan. Si se opta por guardar recuerdos:
- Pide copias por la vía oficial del servicio (algunas plataformas permiten exportaciones o descargas cuando acreditas el fallecimiento y tu legitimación).
- Evita acciones irreversibles antes de tener las copias (si eliminas un perfil sin respaldo, recuperarlo será muy difícil).
- Ordénalo por prioridades: primero aquello que la familia quiere conservar (fotos, cartas, documentos compartidos), luego el resto.
Errores a evitar: nada de “conseguir claves” (suplantación)
Lo digo con cariño y lo he escuchado muchas veces: “¿Y si entramos a la cuenta con su contraseña?”. Aquí habría que matizar: conseguir claves no es la manera… eso es suplantación de identidad. Además de ilegal, complica el proceso y puede bloquear la ayuda de la propia plataforma.
Plazos, expectativas y resolución de incidencias frecuentes – Borrar datos tras fallecimiento
Ojalá pudiera decirte que todo se resuelve en un clic. La realidad es que cada plataforma tiene sus tiempos, y borrar datos tras fallecimiento implica revisar documentos, validar legitimación y ejecutar acciones internas. Mi consejo de oro: gestión con método y calma, sin dejar que la incertidumbre te gane el pulso.
- Qué esperar de los plazos: algunas redes confirman en pocos días la memorialización; la eliminación definitiva puede tardar más (hay verificaciones y colas internas). Los buscadores, cuando aceptan una desindexación, suelen reflejar cambios gradualmente.
- Cómo no desesperar: marca en el calendario una fecha para revisar el caso (por ejemplo, a 7–10 días), reenvía un recordatorio amable con el número de ticket y guarda todos los acuses. Es burocracia, sí, pero evita empezar de cero si hay que escalar.
Preguntas frecuentes (FAQs) – Borrar datos tras fallecimiento
No siempre. Podemos eliminar en origen (cerrar cuentas, borrar publicaciones) y desindexar resultados de buscadores, pero copias de terceros o capturas fuera de nuestro control pueden persistir. El objetivo realista es reducir al mínimo la exposición y borrar datos tras fallecimiento allí donde tenemos base legal y canal oficial.
En España, pueden pedirlo familiares o personas vinculadas de hecho y herederos acreditados. Si no hay testamento, lo normal es aportar declaración de herederos, además del certificado de defunción y tu identificación.
No. Conseguir claves no es la manera; es suplantación de identidad. Las plataformas tienen formularios oficiales por fallecimiento. Con la documentación adecuada, aceptan memorializar o eliminar sin entrar en la cuenta.
Eliminar: borra el contenido en la plataforma de origen (por ejemplo, cerrar un Facebook).
Desindexar: hace que no aparezca en Google al buscar el nombre, aunque el contenido siga existiendo en su web. Suelen usarse ambas vías para borrar datos tras fallecimiento con eficacia.
Varía por plataforma. La memorialización suele resolverse en días; la eliminación definitiva puede tardar más por verificaciones internas. La desindexación en buscadores se nota de forma gradual.
Habitualmente: certificado de defunción, tu DNI/NIE y la acreditación de tu legitimación (testamento/declaración de herederos o poderes). Añade la URL exacta del perfil o identificadores claros.
Si dejó dicho que no se accediera o no se eliminara, esas instrucciones suelen prevalecer (salvo intereses patrimoniales o mandato legal). Revisa cualquier voluntad/testamento digital antes de actuar.
En menores, actúan representantes legales o el Ministerio Fiscal; en discapacidad, quienes tengan funciones de apoyo designadas. La clave sigue siendo documentar bien el vínculo.





